La historia de este libro nos presenta a Louise y a Jerome. Ambos son mejores amigos porque sus madres ya lo eran. Crecieron unidos a una amistad inquebrantable y el amor por el hielo. Ella patina y él quiere jugar al hockey sobre hielo. Sin embargo, una tragedia truncó los sueños de Lou. Con el tiempo esa amistad fue madurando con ellos mismos, aunque los miedos y las dudas los llevaron a reprimir sus sentimientos. Un beso inesperado y una decisión impulsiva rompieron sus caminos: Louise se marchó, dejando atrás no solo su hogar, sino también el único amor que había conocido.

Seis años después, Louise regresa a Whitehorse para cuidar a su abuela, enfrentándose a los recuerdos de un pasado que creía haber dejado atrás. Lo que no esperaba era reencontrarse con un Jerome cambiado, más decidido que nunca a demostrarle que su amor puede superar el tiempo y las heridas.

La estructura es la siguiente. Son capítulos super cortos y un total de cincuenta y uno. Se lee muy rápido. 

La narración es en primera persona. Narran ambos.

El lenguaje es muy sencillo y cotidiano. 

Los personajes son los dos protagonistas:

Louise, Lou quiere ser patinadora profesional, al principio la conocemos como adolescente y vamos creciendo y madurando con ella. Su vida cambiará de forma repentina, el día que más feliz tenía que ser, se convierte en su peor pesadilla. 

Jerome es el mejor amigo de Lou, porque sus madres ya lo eran de antes. La quiere con locura e incluso tiene celos. Quiere que le enseñe a patinar para jugar mejor al hockey, pero cuando ella más la necesita, decide alejarse... 

Mi valoración final:  Es una novela que narra un sport romance con el trope de friends to lovers. Ambos luchan por un sueño y deciden apoyarse mutuamente y lograrlo juntos. Pero una tragedia los llevará a tomar distancia y una horrible decisión. Cuando se reencuentran nos demuestran que el amor puede superar el tiempo y las heridas. Me ha parecido una historia preciosa, conmovedora desde el minuto uno, llena de lucha y superación por ambas partes y me ha gustado mucho el estilo narrativo de Priscila. Reconozco que esta historia nos demuestra que los miedos nos pueden llegar a hacer muchísimo daño y que en muchas ocasiones merece la pena arriesgarse. Eso sí, con las personas correctas a nuestro lado. 

Mi puntuación es de cuatro estrellas sobre cinco.