Llevo tanto tiempo con este libro entre mis pendientes que me da hasta vergüenza empezar esta reseña. Diría que es porque no le llegaba el turno, pero la realidad es que no he tenido casi tiempo.

La historia nos presenta al inspector de policía Álex el encargado de investigar lo ocurrido. Vive para su trabajo y estará empeñado en descubrir qué es lo que ocurre con la Xiodramina, que parece que tiene nombre de jarabe y todo lo que hay detrás. Dentro de la investigación nos encontraremos con muchas incógnitas, con bandos, con hackers, lo típico de la novela policíaca.

La narración es omnisciente, pero casi no hay descripción, la mayoría es diálogo.

El lenguaje es sencillo, con demasiado diálogo y muy poca descripción que hacen de la novela una lectura ágil.

Los personajes son Álex, Amanda y los demás.

Álex es el protagonista es quizás el personaje más importante porque está empeñado en descubrir lo que ocurre, pero también tiene miedo. Sufre mucho.

Amanda es su compañera, guarda algún as bajo la manga. Quizás es el personaje más completo por su evolución. Le pasa de todo y hasta aquí puedo leer.

Por otro lado, tenemos a Vargas, compañero y al inspector jefe que se va a jubilar.

Mi valoración final es la siguiente: Son de esos libros que empiezas en una tarde y seguramente antes de la tarde del día siguiente como mucho ya lo has devorado. A mí me duró cuatro días, pero por otras razones. No he tenido casi tiempo. Es una novela policial con un asesinato de por medio y hay que encontrar al culpable. Me ha recordado a Trata de testigos de Marta Sebastián. Lo que viene en la investigación es lo mejor del libro. Hay demasiado diálogo y poca descripción, por eso se lee rápido. Me ha gustado y la he disfrutado porque el nivel de enganche ha sido alto. Hay cosas que cambiaría, pero no ha estado mal.

Mi puntuación es de tres estrellas y media sobre cinco.