Antes de nada, quisiera agradecer a la editorial: Ediciones Kiwi su confianza depositada en mí para la reseña de esta novela.

La historia nos traslada al lugar donde Faith nació. En el que fue feliz. Ella que padece de ansiedad es obligada por su médico a tomarse unos días de descanso y regresar a su casa. Por eso, debe hacerlo. El problema es Evan, que no está dispuesta a verle de nuevo, pero sus padres la han obligado a ir a las excursiones  que éste organiza. Ella le debe muchas explicaciones y él solo quiere saber qué fue lo que pasó. ¿Conseguirá descubrirlo?

La estructura es la siguiente: son un total de veintisiete capítulos y un epílogo. El final de cada capítulo tiene una frase preciosa con la que lo termina. 

La narración es omnisciente. Es un narrador externo quien narra su historia. 

El lenguaje es precioso. Es una narración ágil que con sentarte dos veces a leer lo terminas. 

"Lo importante no es cómo se comienza, sino cómo se termina."

"El paso del tiempo nos obliga a callar cuando debería lanzarnos en los brazos del otro."

"El halago hace a la persona. La persona solo debe saber aceptarlo, aunque opines que el que lo recibe no se lo merece. Algo tendrá para recibirlo, solo debes indagar para descubrirlo."

"No está solo aunque lo pienses, solo debes confiar en que otros te ayudarán."

Los personajes son los dos protagonistas:

Mi valoración final es la siguiente: Es un libro muy corto donde transmite un mensaje que es anteponer la felicidad por encima de uno mismo. Y que al final debemos quedarnos donde fuimos felices. Es un libro muy corto, donde la protagonista esconde un secreto. En ciertos momentos me ha recordado a Priscila Cabana de la saga Cabana de Susanna Herrero, sobre todo porque se marchó igual que ésta. 

Mi puntuación es de tres estrellas sobre cinco.